Guillermo Gaitán Hernandez


  • Andina
  • Pintura
  • Purificación Tolima

Con más de tres décadas de trayectoria artística, ha desarrollado una sólida experiencia como artista autodidacta que inició su carrera en su juventud, cuando migró de Purificación (Tolima) a Bogotá. Desde los dieciocho años, su inquietud por el dibujo lo llevó a investigar técnicas en libros y ensayando constantemente.

Con más de tres décadas de trayectoria artística, ha desarrollado una sólida experiencia como artista autodidacta que inició su carrera en su juventud, cuando migró de Purificación (Tolima) a Bogotá. Desde los dieciocho años, su inquietud por el dibujo lo llevó a investigar técnicas en libros y ensayando constantemente. Aunque se ha especializado en la pintura y técnicas mixtas, en esta ocasión eligió el dibujo con bolígrafo sobre lona como medio expresivo, atraído por la precisión del trazo y la carga simbólica del blanco y negro. La Vorágine de Macondo es una escena que recrea con minucioso detalle la atmósfera de una casa típica colombiana: una mesa familiar, retratos en las paredes y el aire denso de la memoria. Inspirado en una antigua fotografía y en la literatura de Gabriel García Márquez y José Eustasio Rivera, el artista fusiona el realismo mágico con una visión nostálgica del pasado. La obra representa a una familia caribeña, –evoca a Úrsula y sus descendientes–, en un espacio que condensa la identidad rural, los vínculos y las costumbres domésticas.


La Vorágine de Macondo, del artista bogotano Guillermo Gaitán Hernández, no solo es una obra de arte mayor, sino que atesora el espíritu del Salón: representa la vida intensa de Colombia y la tristeza de la pobreza, pero también la solidaridad campesina y familiar, en la que todos tienen un plato en la mesa sin importar los problemas. Los cuadros de la pared también narran una historia y dejan al descubierto la búsqueda de la belleza que tiene cada ser humano sin importar su clase social. El dibujo –además de su destreza técnica, un fotorrealismo puro que, desde lejos, podría pasar como una foto de Walker Evans– está hecho con el elemento más popular de todos: un lapicero negro que puede conseguirse en cualquier tienda de barrio. Es una obra que, por supuesto, merece llevarse todos los aplausos.

Gran Premio BAT, VIII Salón de Arte Popular.